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El bar en la

Laguna

Ilustración de @water.muse

Juan, un comerciante de 56 años de edad y 40 años de experiencia en rutas comerciales, viaja a la Laguna de Tota.  Allí se sienta a tomar con el viejo Arquimedes, un lunático andante que pregona a diestra y siniestra cánticos de historias olvidadas por las personas. 

 

Juan, como buen veterano, lo escucha como si de un payaso se tratara mientras pide ronda tras ronda con sus compadres. 

Al ser las 3am, Juan se despide del grupo de borrachos y camina hacia su hotel. 

Cuando pasa al lado de playa blanca, las palabras del viejo resuenan en su cabeza "él beso perfecto duerme bajo el arrullo de luna, en aquel lugar que existe para quienes no creen". Juan para por un segundo a pensar, luego se ríe de dicha estupidez y se encamina a la playa. 

Al llegar a la orilla, una luz aparece. Esta explota y brota de ella un pueblo fantasma. No hay personas, pero la música y algarabía son dignas de una fecha de ferias y fiestas. 

Curioso, Juan entra a dicho pueblo y en su trastabillar da con un bar atendido por la mujer mas bella que jamas ha visto. Embelesado por dicha mujer, se sienta en la silla y pide una cerveza. 

La mujer le ruega a Juan se vaya, pues el sol no demora. ​Él sin importarle mayor cosa, sigue insistiendo hasta que le sirven.

Ella recoge como asustada por el diablo, corre de un lado a otro alzando sillas, mesas e incluso muros como si pesaran lo mismo que una pluma. 

Eso último le parece extraño a Juan, pero se lo atribuye a la borrachera.

 

Al terminar la cerveza decide irse, pero antes debe saber por lo menos el nombre de aquella hermosa joven. Ella, empaca todo en una maleta tejida y hecha a correr. Desde lejos le advierte a Juan, que debe pisar playa antes que la luz la toque. 

Juan ve a la bella mujer perderse en el horizonte, luego mira al lado para encontrarse en medio de la nada. El pueblo entero ha desaparecido sin dejar rastro. Bajo sus pies solo existe humedad. 

Camina siguiendo la ruta que la mujer había tomado, con la esperanza de encontrarla.

Anda una eternidad hasta llegar de nuevo a playa blanca.

Allí sus piernas son tocadas por el agua. Juan voltea a ver, pero lo único que yace en dicho lugar es el lago. 

En la noche se reúne de nuevo con sus compadres y les invita a ir en búsqueda del bar que atiende aquella hermosa mujer. Arquimedes, al tener orejas atentas, les interrumpe y les asevera " si besan a es mujer deben estar dispuestos a perder todo, incluso el nombre"

Juan, como buen veterano, descarta las advertencias como si fuesen desvaríos de un demente. 

Sus compadres no le siguen, pero Juan a las 3am vuelve a playa blanca. 

Al día siguiente una patrulla policial es llamada a playa blanca, allí encuentran un cuerpo sin vida, un viejo cuya identidad nunca puede ser descubierta, un NN que ha muerto ahogado mientras mantenía una sonrisa enamorada.

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